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Entretenimiento

¡Impactante! Con estas heridas, enfermeros en el mundo muestran el sacrificio de su labor

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enfermeros heridas coronavirus
Crédito: People's Daily China / STR - AFP/ Twitter @DrTsion

Una de las labores de mayor sacrificio en momentos en los que el coronavirus supera los 5 millones de personas contagiadas en todo el mundo, es el de la enfermería, y ya no solamente en China; sino alrededor del mundo-

¿Se imaginan lo que es dedicar todo un día a cuidar personas con el Covid-19, con los riesgos respectivos existentes y a su vez, tomando las medidas para no contagiarse?

Bueno, un medio de comunicación chino, el periódico oficial People’s Daily China, justamente quiso retratar lo que significa el trabajo de las enfermeras en China contra el coronavirus latente: las heridas, hematomas y marcas que generan el uso permanente del tapabocas, gafas, botas, gorros y protectores.

El equipo protector, diseñado de un material especial, tiene que tener una cobertura mucho más amplia que la de un tapabocas normal, por ejemplo; así como también que esté bien asegurado para evitar el contagio de infecciones.

Las heridas van desde úlceras por presión en las orejas y la frente por el uso permanente de la máscara, hasta erupciones dolorosas en las manos por el lavado constante que deben hacer.

 “Las enfermeras se quitan las máscaras faciales después de un cambio agotador en la lucha con la novela #coronavirus, tocando los corazones de millones en las redes sociales chinas. ¡Saludo a estos ángeles! #EverydayHero”, señala el tuit.

Claramente, y a medida que avanzan los casos, en todo el mundo el personal de salud registra esas “heridas de guerra” que terminan teniendo luego de varios meses de luchar contra el coronavirus:

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Sono i un'infermiera e in questo momento mi trovo ad affrontare questa emergenza sanitaria. Ho paura anche io, ma non di andare a fare la spesa, ho paura di andare a lavoro. Ho paura perché la mascherina potrebbe non aderire bene al viso, o potrei essermi toccata accidentalmente con i guanti sporchi, o magari le lenti non mi coprono nel tutto gli occhi e qualcosa potrebbe essere passato. Sono stanca fisicamente perché i dispositivi di protezione fanno male, il camice fa sudare e una volta vestita non posso più andare in bagno o bere per sei ore. Sono stanca psicologicamente, e come me lo sono tutti i miei colleghi che da settimane si trovano nella mia stessa condizione, ma questo non ci impedirà di svolgere il nostro lavoro come abbiamo sempre fatto. Continuerò a curare e prendermi cura dei miei pazienti, perché sono fiera e innamorata del mio lavoro. Quello che chiedo a chiunque stia leggendo questo post è di non vanificare lo sforzo che stiamo facendo, di essere altruisti, di stare in casa e così proteggere chi è più fragile. Noi giovani non siamo immuni al coronavirus, anche noi ci possiamo ammalare, o peggio ancora possiamo far ammalare. Non mi posso permettere il lusso di tornarmene a casa mia in quarantena, devo andare a lavoro e fare la mia parte. Voi fate la vostra, ve lo chiedo per favore.

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Y es que no solo se trata de las heridas que tienen los enfermeros y enfermeras que luchan contra el coronavirus, sino de las condiciones que, en general, les ha tocado enfrentar, que van desde los turnos de varios días, en los que los especialistas duermen en el suelo de los hospitales, hasta el agotamiento físico y mental que se genera por la misma situación.

Eso, sin tener en cuenta también todo el impacto emocional que también han vivido, desde la sensación de ansiedad hasta el miedo mismo de contagio.

“No ha sido fácil”

Hace unas semanas The Lancet Global Health publicó una carta de parte de un equipo médico que está trabajando en Wuhan, China, en el que señalaban las condiciones en las que estaban y solicitaban ayuda internacional.

En el texto señalan que las gafas protectoras hacen difícil ver bien, mientras que el uso de varias capas de guantes hace que abrir paquetes de inyecciones para los pacientes sea un “gran desafío”.

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I broke down and cried today. I cried of exhaustion, of defeat. Because after 4 years of being an ER nurse, I suddenly feel like I know nothing. Because my face hurts after wearing an N95 for 13 fucking hours, which happens to be the same N95 I wore yesterday for 12.5 hours, and the same one from all last week. I don’t know how many times I’ve heard the statement “but this is what you signed up for”. Just, no. I signed up to take care of sick patients, yes. I did not sign up to be unprotected by their sickness (although my hospital is busting their asses to try to protect us). I did not sign up to be yelled at by angry patients because our government failed to be prepared. I did not sign up to risk mine and my family’s health and safety because people wanted to go on their vacations after they said NOT to. An ER nurse in New York died today of COVID-19. He was in his 40s and had very mild asthma. That’s it. This is not just a tall tale, this is the real risk. I have to go into every patient’s room and in the back of my mind I think “this could be the patient that gets me sick… that kills me”. “This could be the patient that gives me the virus I bring home to my children or asthmatic husband”. This is my new reality. But this is only the beginning. We haven’t even scratched the surface of the impact of what this illness is going to make on our country. And I’m scared.

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“Para ahorrar energía y el tiempo que lleva ponerse y quitarse la ropa protectora, evitamos comer y beber durante dos horas, antes de ingresar a la sala de aislamiento”, decía la carta, agregando que algunas enfermeras se habían desmayado por hipoglucemia, cuando el azúcar en la sangre baja demasiado, o hipoxia, la falta de oxígeno.

Cabe destacar que el medio decidió retractarse de la publicación de esta carta un par de días después sin dar mayor información. Enfermeras luchan contra Coronavirus

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