China y el COVID: un año después, estas son las secuelas de la apertura de fronteras
Hace un año, China levantó las cuarentenas y abrió sus fronteras, marcando el fin de la política de ‘cero COVID’. Aunque la actividad internacional se reactiva, las cifras aún no han vuelto a la normalidad.
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China anunció hace aproximadamente un año la retirada de las cuarentenas obligatorias a la llegada, poniendo fin a la restrictiva política de ‘cero COVID’ que mantuvo al país aislado durante casi tres años. Este anuncio, que marcó el cese de medidas estrictas, generó una serie de transformaciones tanto a nivel local como internacional.
Las autoridades sanitarias chinas, tras declarar que el COVID-19 dejaría de ser una enfermedad de categoría A a principios de este año, llevaron a cabo la transición hacia la categoría B. Este cambio coincidió con protestas contra las restricciones, como confinamientos y pruebas masivas a la población. China puso fin al cierre casi total de fronteras, establecido en marzo de 2020, que imponía cuarentenas obligatorias de hasta 21 días en hoteles sufragados por los viajeros.
Este movimiento permitió a personas como David, un profesor universitario español que trabajaba en Pekín, regresar después de enfrentar obstáculos con permisos y papeles desde febrero de 2020. Durante la pandemia, las conexiones aéreas internacionales de China se redujeron drásticamente, afectando a millones de vidas y generando precios exorbitantes para los billetes.
La noticia de la apertura de fronteras fue recibida con alegría por aquellos que experimentaron momentos de incertidumbre y dureza psicológica debido al cierre de fronteras. La reapertura significó la posibilidad de reunirse con familias separadas durante años, marcando un retorno a la normalidad para Enrique, quien trabajaba en China al inicio de la pandemia.
A pesar de la apertura, las cicatrices del aislamiento aún son palpables. La actividad diplomática china, casi nula durante tres años, se reanudó, aunque las cifras de viajes internacionales están lejos de los niveles pre-pandémicos. La escasez de conexiones aéreas afectó la economía y la vida cotidiana en China, pero medidas gubernamentales en septiembre para impulsar el turismo extranjero buscan revertir esta tendencia.
Aunque se observa un aumento en el tráfico internacional de pasajeros en China desde enero hasta noviembre de 2023 en comparación con 2022, aún está lejos de los niveles de 2019. Las medidas para impulsar el turismo extranjero incluyen la simplificación de solicitudes de visados y el acceso mejorado a sistemas de pago electrónicos.
A pesar de estos esfuerzos, la sensación de vacío internacional persiste en Pekín, con una disminución notoria en la presencia extranjera. Sin embargo, la Cancillería china anunció recientemente la exención de visados para ciudadanos de varios países, eliminando un obstáculo clave para el turismo extranjero.
A medida que empresarios, viajeros y estudiantes regresan gradualmente, algunas personas han reconstruido sus vidas en otros lugares y no planean volver a residir en China a corto plazo, subrayando las complejas repercusiones del prolongado aislamiento del país.
Con información de EFE.