Impacto ambiental: producción de drogas y consecuencias devastadoras en el Amazonas
La fabricación global de cocaína emite aproximadamente 8.9 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂)
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En un informe revelador presentado este martes en Viena por la Junta Internacional de Estupefacientes (JIFE), se destaca el impacto ambiental alarmante que la producción de drogas tiene en el cambio climático y la destrucción de ecosistemas vulnerables, especialmente en la cuenca del Amazonas.
Según datos actualizados del año 2023, la fabricación global de cocaína emite aproximadamente 8.9 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂) anualmente, equiparables a las emisiones de más de 1.9 millones de vehículos de gasolina en un año.
El informe de la JIFE señala que este problema va más allá de las emisiones, generando un sistema económico ilegal que depreda el entorno mediante actividades como la tala y el comercio ilegal de flora y fauna, así como fomentando la corrupción y la violencia.
En las regiones amazónicas de Brasil, Colombia y Perú, que abarcan el 79 % de la cuenca del Amazonas, las organizaciones dedicadas al narcotráfico expanden sus operaciones, involucrándose en actividades como la minería ilegal, la tala y el tráfico de fauna y flora silvestres.
El uso de productos químicos potentes y contaminantes en estas actividades ilegales tiene efectos devastadores, incluyendo la deforestación en regiones ecológicamente vulnerables. La producción de cocaína utiliza ácido sulfúrico y queroseno, mientras que la fabricación de metanfetaminas requiere amoníaco anhidro, cuyos desechos contaminan ríos, suelos y afectan a la fauna.
Estas prácticas también desencadenan conflictos y violencia, afectando la seguridad y el bienestar de las comunidades locales. La ONU destaca que estas actividades impactan negativamente en los medios de subsistencia, introduciendo la violencia y el consumo de drogas en poblaciones remotas.
En la cuenca del Amazonas, la JIFE reporta “disputas violentas entre las comunidades locales y los narcotraficantes, a menudo vinculadas a quejas por especulación de tierras y ocupación ilegal”.
En Ecuador, la degradación de los recursos naturales debido al cultivo del arbusto de coca y la producción de cocaína amenaza los medios de subsistencia en la frontera norte con Colombia, especialmente para quienes dependen económicamente de la recolección de moluscos y la pesca de cangrejos.
Este preocupante panorama podría impulsar a las poblaciones vulnerables a participar en la economía ilícita, como el contrabando de cocaína o gasolina subvencionada, utilizada en la producción de cocaína, para los narcotraficantes en el departamento de Nariño, Colombia. La situación es crítica y requiere una atención inmediata para preservar la biodiversidad y los medios de vida en esta región tan vital para nuestro planeta.