“Los reclutamos en la terminal de transporte”: exmilitares que confesaron falsos positivos en Dabeiba
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Son impactantes los relatos de varios exmilitares que revelaron ante la JEP, este jueves, cómo desaparecieron jóvenes inocentes y habitantes de calle, en la terminal de transporte de Medellín, para luego matarlos y presentarlos como bajas en combate.
Amparo del Socorro Cano se reencontró con un sentimiento de impotencia: un dolor irreparable la impulsó a narrar como el 30 de agosto de 2005 su hijo, Jhon Jarvi Cañas, fue desaparecido tras aceptar una falsa oferta de trabajo.
“Gloria Dios que mi muchacho ni siquiera se dio de cuenta que lo iban a matar, porque a él se lo llevaron con mentiras de un trabajo y él no supo, simplemente cuando llegó allá le dijeron: ‘¡Al suelo! y le dispararon.”, cuenta conmovida Amparo Cano.
Hoy se cruzó frente a frente con los exmilitares que confesaron la desaparición y asesinato de su razón de vida: el Sargento en retiro Fidel Ochoa se puso de pie, y reconoció el crimen.
“Y es así como, con medida de engaño, el sargento Coral, con órdenes específicas del mayor Guzmán, llegamos a esta terminal, los interceptamos a un joven con ganas de trabajar y lo engañamos y fuimos y lo llevamos hasta cercanía del municipio de Dabeiba, donde fue asesinado por el mismo comandante del batallón.”, cuenta el sargento (r) Ochoa.
Durante la audiencia, también hubo confesiones de cómo se integraban militares e integrantes de las AUC: “Y con la ayuda de paramilitares nosotros nos disfrazábamos de ‘paracos’”.
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El Sargento en retiro, Jaime Coral hizo una cruda confesión: vestían a sus víctimas para luego hacerlas pasar por guerrilleros.
“Con ese dinero compran algunas cosas porque les compraban sudaderas, botas, una camiseta negra, de tal manera que creyeran ser guerrilleros. Ellos creían que era un regalo y no sospechaban: se ponían esas prendas sin poner ningún tipo de resistencia.”, narró el sargento (r) Coral.
Al parecer, 17 de los 49 falsos positivos son habitantes de calle. Hoy los exmilitares contaron cómo se aprovecharon de su adicción a las drogas para engañarlos y luego matarlos.
Hoy continúa el acto de perdón y se siguen conociendo escalofriantes verdades, pero otras siguen ocultas en el cementerio Las Mercedes, de Dabeiba.