El poder de la gratitud
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“Voy a pedirle un espacio a mi jefe para agradecer todo lo que ha hecho por mí y para contarle el impacto positivo que esto ha tenido en mi familia… mejor no! Seguro piensa que estoy buscando un ascenso y creerá que soy un atrevido” ¿ha tenido alguna vez esta charla mental? ¿Ha sentido el impulso de agradecer y se ha detenido por lo que otros pensarán de usted? Nuestra cultura ha confundido la gratitud con debilidad e incluso con intenciones ocultas, de manera que cuando el poder de la gratitud aparece, preferimos enterrarla sin siquiera intentar expresarla.
La gratitud es una emoción tan compleja que tiene impacto en múltiples regiones del cerebro, por lo que sus beneficios a nivel individual y social son incalculables. A nivel individual, la neurociencia ha descubierto que la gratitud ayuda a reducir las hormonas del estrés y a controlar las funciones del sistema nervioso que reducen los síntomas de depresión y ansiedad, siendo estos últimos dos de los retos más comunes a enfrentar en nuestra salud mental.
De manera que cada vez que la ansiedad, nuestra emoción naranja bien ilustrada por Intensamente 2, aparece con sus pelos de punta a intentar dominar nuestra vida y nuestros pensamientos con exceso de futuro, produciendo angustia, ataques de pánico, problemas cardiacos, falta de concentración, fatiga, problemas de sueño y todos los demás efectos que genera esta emoción fuera de control en nuestra salud física y emocional, podemos encontrar en el agradecimiento el balance necesario para disminuir nuestros niveles de ansiedad.
Estudios neurocientíficos indican que practicar el agradecimiento diariamente incrementa niveles de emociones positivas, así como resiliencia y fortaleza para gestionar las emociones negativas, dando como resultado salud mental. A nivel físico se ha comprobado que el agradecimiento disminuye procesos inflamatorios, mejora el sistema inmune, aporta al funcionamiento cardiovascular y mejora la calidad de sueño.
Si bien, el efecto del agradecimiento en nuestra salud física y mental es ampliamente significativo, el aporte a nivel social es incalculable, las expresiones genuinas de gratitud mueven al ser humano a seguir buscando maneras de aportar y generar valor a otros, durante mi trayectoria profesional he tenido la oportunidad de asistir a entregas de resultados de compañías, proyectos, iniciativas o programas de impacto a personas, y me llama mucho la atención como los grandes líderes no recuerdan necesariamente los datos que acompañaron ese resultado, recuerdan los testimonios de personas que genuinamente se acercaron a contar el impacto y/o los beneficios de esas iniciativas en sus vidas, personas que sin saberlo, a través del agradecimiento potencian la vida y el propósito de líderes y compañías comprometidos en generar valor.
El agradecimiento es un regalo previamente instalado en nuestro cerebro, es una emoción que energiza la vida de los seres humanos y crea redes de colaboración, es el combustible de relaciones sanas y recíprocas, la gratitud genuina le abre puertas de oportunidad a su futuro, expresar la gratitud cuando la siente, no lo pone en desventaja, mejora su calidad de vida, la de las personas que le rodean, así como los resultados en su ambiente laboral.
