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El 1 Opina

Ventajas de la digitalización en la salud mental

 

Santiago de Bedout
CEO y cofundador de Selia

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En octubre pasado, el Ministerio de Salud llevó a cabo una encuesta a través del Centro Nacional de Consultoría para conocer a fondo la percepción de la población colombiana acerca de la salud mental. El ejercicio, que analizó las respuestas de 3,430 personas mayores de 18 años a lo largo y ancho de la geografía colombiana, entregó insumos para actualizar la Política Nacional de Salud Mental, que hace parte de la apuesta del actual gobierno y que, de hecho, está consagrada en el Artículo 166 del vigente PND.

Dentro de los múltiples resultados que arrojó este estudio, en el que se evidenció que el 66,3% de los colombianos declaró haber enfrentado algún problema de salud mental en su vida, llama la atención que cerca de la mitad de la muestra, el 44,5%, afirmó que la casa es el lugar más propicio para generar problemas de salud mental. En otras palabras, cerca de 1 de cada dos colombianos señala al hogar como el lugar en donde se afecta el bienestar emocional y en donde se originan los padecimientos mentales en el país.

Un dato no menor, si se tiene en cuenta que “la casa”, llamada a ser un refugio y una ubicación segura, fue el lugar por excelencia para escampar los meses más críticos del covid-19: sin poder salir, trabajando en ella, y soportando la intensa ansiedad que naturalmente provoca un contexto de pandemia. Quizás esta sea una de las principales razones que explica el incremento en trastornos mentales desde que dicho virus empezó a propagarse a nivel mundial.

Ahora bien, a la luz de esta información, resulta lógico concluir que lo más recomendable es tratar la salud mental presencialmente, pues sería un pretexto para sacar a las personas de sus casas y de alejarlas, por lo menos por lo que dura la sesión, de su entorno maltratante. Y sí, en efecto, es un escenario propicio para iniciar un tratamiento emocional; sin embargo, ¿qué pasa si la terapia física no es una opción?, ¿qué pasa si la connotación de un desplazamiento para ir a una consulta por salud mental genera inseguridades por cuenta del estigma, la desinformación y el tabú?

Aquí es, justamente, donde la digitalización aporta lo suyo. Ya que, sin ser excluyente de la terapia física ni representar una competencia, complementa el tratamiento al llenar los vacíos que en ocasiones tiene el formato presencial. Disponer de herramientas tecnológicas que permitan la realización efectiva de estas sesiones aumenta la confiabilidad del proceso, garantiza una continuidad en el tiempo y, lo más importante, supone una puerta de entrada.

Por un lado, porque en los países de bajos ingresos no existe el suficiente personal para atender las necesidades de la población. Según el Atlas de Salud Mental de la OMS, en el 2020 varios de estos países reportaron que contaban con menos de un profesional en esta área por cada 100,000 habitantes; lo que supone una barrera de acceso, especialmente en los territorios apartados.

Por otra parte, porque la organización sanitaria reportó que en el primer año de la pandemia los gobiernos del mundo destinaron a la salud mental un promedio de poco más del 2% del total de sus presupuestos en salud; algo que, claramente, no es lo suficiente representativo, y que permite entrever que la oferta presencial -al requerir de infraestructura- no se va a materializar tan fácilmente a corto plazo.

Adicionalmente, es necesario señalar que, pese a los avances en las últimas décadas, aún hay mucho desconocimiento y prevención en la materia, lo que, en consecuencia, desestimula a los potenciales pacientes. Cuando hay prejuicios o inseguridades, es común que surjan pretextos para no movilizarse hacia un consultorio físico: el tráfico, la lluvia, los horarios y el “qué dirán”. Con la virtualidad, el abanico de excusas se cierra, pues la terapia está en el bolsillo y puede darse en cualquier lugar.

Así las cosas, y partiendo de la idea de que no hay peor terapia que la que no se hace, vale la pena reconocer las ventajas de la digitalización en esta rama de salud. Una sociedad que trabaja en sus conflictos emocionales, además de gozar de un mayor bienestar, es más productiva y competitiva; y por eso, es de aplaudir la apuesta del actual gobierno por incluir a la salud mental dentro de su Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026.

*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.

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