Top Secret abril 17 de 2016

Cadena de producción… laboral

A la tempestad financiera y de enfrentamientos personales por la que pasa José Félix Lafaurie, vocero de los ganaderos, se sumará un debate más: el del nepotismo en las empresas asociadas a Fedegán, hoy también en el ojo del huracán por sus millonarias deudas y su desgreño administrativo: Fondo Nacional del Ganado y Friogán.

Noticias Uno tiene unos casos claros del entramado de cargos, en estas tres empresas, que favorecen a varias familias cercanas entre sí:

José Félix Lafaurie es el presidente de Fedegán y su esposa, la representante uribista María Fernanda Cabal, junto con su marido, encabezan el comité administrativo de Fundagán, una fundación con aparentes objetivos sociales pero de la cual se ha dicho que sirve a los fines políticos de la pareja.

María Alejandra Severini, dinámica profesional, le sirve de apoyo en Fundagán a la pareja Lafaurie-Cabal. María Alejandra Severini es la hija de Carlos Severini, quien, a su vez, fue elegido como miembro de la junta directiva de la madre de todas las empresas, Fedegán. Como tal, trabaja de la mano de Lafaurie.

Santiago Molina Cabal tiene un alto cargo en el Fondo Nacional del Ganado y, por pura casualidad, es primo hermano de la representante Cabal quien, como se sabe, es la señora del jefe de todos Lafaurie presidente del gremio. Pero hay más parejas de primos:

Jaime Daza es el secretario general de Fedegán, mano derecha de Lafaurie. Y su primo hermano Armando José Daza es el presidente de Friogán, otra mano derecha del presidente de los ganaderos. Este tiene, a su vez, como segundo de a bordo en esa empresa emproblemada por el dinero que debe, a Ramón Portilla, precisamente el gerente financiero de Friogán. La tira se alarga y la esposa de Portilla, que se llama Marcela Ordóñez, es la subgerente financiera del Fondo Ganadero, que vive de los parafiscales que paga todo el sector.
¿Tan rico así, no? ¿Qué pensarán los ganaderos de a pie?

Los secretos de los jefes

Quien habla aquí (ver video) bajo juramento era un empleado medio del Fondo Premium, en el que se concentró la captación ilegal de dinero de los inversionistas colombianos que era trasladado a bancos en la isla de Curazao. Hoy paga en la Picota los platos rotos de sus jefes. Pero, al parecer, se cansó y decidió ser más franco de lo que había sido al comienzo del descalabro de Interbolsa.

“Mi entendimiento es que las inversiones se canalizaban a través de…. Entraban a Premium Capital Fund, pasaban por las compañías panameñas y esas compañías panameñas llegaban a las empresas colombianas”

Aunque las autoridades ya conocían la forma en que el Fondo Premium aprovechó los recursos de los clientes colombianos de Interbolsa llevándolos al exterior de manera ilegal, la frase de Martínez cayó como bomba dentro de la investigación porque recordó el reciente escándalo de los papeles de Panamá que se centra, justamente, en el manejo de grandes volúmenes de dinero en paraísos fiscales que no permiten que se sepa de dónde salieron y a dónde llegaron esos capitales. Todo indica que a los responsables de Interbolsa se les creció el enano y que Ricardo Martínez pedirá principio de oportunidad a la Fiscalía lo que implica confesar los secretos de sus jefes.